divendres, 1 de juliol del 2016

Curso para formadores en Monte Sión (Religión Digital.com, 30/06/2016)

 Del 20 al 25 de junio tuve la alegría de asistir en el monasterio de Monte Sión, al curso de formación para maestros y maestras de novicios que organizó elSecretariado de Formación de la Trapa.
Fuimos unos treinta monjes y monjas de la Trapa, del Orden del Císter y de los Benedictinos, que durante seis días compartimos la oración, la reflexión y las disertaciones de Fernando Rivas, sacerdote consiliario del ACO, doctor en Teología por Comillas y licenciado en Filología por la Universidad Complutense, que con sus conferencias y Seminarios nos ayudó a entrar, a tratar y a comprender el mundo de las enfermedades espirituales.
Con el Abad de Huerta, el P. Isidoro Anguitay el Consejero del Abad General de la Trapa,P. Santiago Mª Rios, nos reunimos los maestros de novicios de los monasterios de La Oliva, Huerta, Cardeña, las Escalonias, San Isidro, Sobrado, Montserrat y Oseira. Y las maestras de novicias de La Palma, Benaguasil, Sant Benet de Montserrat, Santa Cruz de Casarrubios del Monte, Benavente, Armenteira, Sant Pere de les Puel·les, San Bernardo de Burgos, Tulebras, San Clemente de Sevilla i de Toledo, las Huelgas y Liérganes, juntamente con las abadesas de Vico y de Casarrubios del Monte.
Este curso, organizado magistralmente por elP. Bernabé Domínguez, como secretario de formación, se centró en las enfermedades espirituales, y trató también temas como losmonasterios a la carta, la mala prensa de la ascética o el peligro de que los monasterios abandonemos nuestro carisma para adquirir otro que no nos es propio.
El eje central del curso, como he dicho antes, fue el de las enfermedades espirituales o pasiones y el del monacato como experiencia de Dios, en tanto que es protesta y propuesta ante la relajación del mundo. Por eso se presentó el monasterio como escuela de salud y de curación, a partir de la experiencia de los Padres de la Iglesia como Casiano, Juan Damasceno, Máximo el Confesor o Evagrio Póntico.
El profesor Fernando Rivas hizo unas exposiciones magistrales sobre las enfermedades espirituales. En primer lugar expuso unos presupuestos antropológicos y teológicos para comprender las enfermedades. Presentó el modelo dicotómico, propio de Occidente, que agrupa las enfermedades en relación al cuerpo y al alma. Y también el modelo tricotómico, propio del Oriente, que presenta las enfermedades como corporales, psíquicas y espirituales, y la interdependencia entre ellas.
Las enfermedades espirituales o pasiones se definieron como las que nacen del uso antinatural o patológico del espíritu humano.  En relación al cuerpo, el curso trató la gula, la lujuria y el amor al dinero. En relación al alma vimos la tristeza, la acedía y la cólera y el temor. Finalmente, en relación al espíritu vimos la vanagloria y la soberbia y orgullo.
El curso consistió en el diagnóstico de las enfermedades y la terapia para conseguir la curación por medio del acompañamiento espiritual, y si fuese necesario, también de una ayuda psicológica.
La oración con la comunidad de Monte Sión (que nos acogió con una extrema solicitud fraterna) de Maitines, Laudes, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas, hizo todavía más fructífero este curso que se organiza cada dos años. Además, el contacto y el diálogo tanto en las comidas como sobretodo en los Seminarios de las tardes, donde compartimos experiencias, nos ayudó a entender y a comprender como tratar estas enfermedades espirituales.
Fue el jueves por la tarde cuando vistamos la catedral de Toledo y fuimos a rezar Vísperas con las monjas de San Clemente, que nos acogieron fraternalmente y nos ofrecieron una merienda espléndida.
Hace falta añadir que la sintonía con el profesor Fernando Rivas fue total, ya que además de ser un experto en este tema, supo comunicar con destreza y pedagogía su experiencia docente. Todos los participantes volvimos a nuestros monasterios, después de este curso, con unas "herramientas" y un bagaje con el que podremos ayudar a los monjes y monjas en etapa de formación.

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