Hoy 27 de abril, fiesta de la Virgen de Montserrat, se cumplen cincuenta años del nombramiento del claretiano Pere Casaldàliga i Pla como administrador apostólico de la Prelatura del Mato Grosso. Nacido en Balsareny el 16 de febrero de 1928, inspirado en el aire fresco del Vaticano II, en 1968 el P. Casaldàliga llegó a Brasil y tres años más tarde fue nombrado obispo de Sâo Fèlix.
Hombre valiente y sin miedo, enraizado en las Bienaventuranzas, el obispo Pere, como testigo del Reino, se ha hecho solidario de la causa de los indígenas y por eso mismo a lo largo de su vida ha denunciado un sistema, como decía él mismo, que “hace de la humanidad un negocio”. El obispo Pere ha trabajado siempre para conseguir una Iglesia más sencilla y más cercana a los pobres. Una Iglesia formada por comunidades que han de ser “semilla, fermento y sal” del Reino de Dios.
El obispo Pere es un hombre que ha soñado siempre con una humanidad fraterna y pacífica y ha defendido que la paz solo será posible si “se socializa la riqueza”. Obispo de los pobres y defensor de los indígenas, el obispo Pere ha soñado con “una esperanza pascual que es invencible”. A pesar que Casaldàliga fue incomprendido por el Vaticano durante el pontificado del papa Juan Pablo II, con el papa Francisco el obispo Pere ve ahora la Iglesia como una “primavera eclesial que hemos de vivir con entusiasmo”. Por eso el obispo Casaldàliga quiere una Iglesia que sea “pueblo de la esperanza, pueblo de la Pascua”, que viva con “una esperanza confiada en el Dios de la vida, del amor, de la libertad”.
El 9 de maro de 2007 el obispo Pere recibió el 18 Premio Internacional Catalunya, por su meritoria labor entre los más desvalidos e indefensos, en especial los indígenas y agricultores sin tierra, con los cuales ha colaborado en la transformación del Mato Grosso brasileño.
Por defender a los pobres que no tenían tierra y así acabar con el abuso de la esclavitud, el obispo Pere plantó cara a los terratenientes y al gobierno militar y por eso fue amenazado de muerte diversas veces. De aquí que el papa Pablo VI apoyó públicamente al obispo Casaldàliga: “Quien toca a Pedro, toca a Pablo”.
El obispo Pere es un hombre valiente, como lo fue Jesús, que tampoco miró hacia otro lado y por eso se enfrentó a los fariseos y a los maestros de la Ley, hasta expulsar a los mercaderes que habían convertido el Templo de Jerusalén en una cueva de ladrones. Por eso la Iglesia tampoco puede mirar hacia otro lado ante la opresión de los poderosos que siempre pisotean a los más débiles de la sociedad, como el obispo Pere, que a lo largo de su vida ha denunciado la mentira y la injusticia de los poderosos. Este pastor de la Iglesia se ha jugado la vida para defender la dignidad del Templo de Dios, que es la dignidad de las personas más vulnerables.
Por todo ello, como el obispo Casaldàliga, los cristianos no podemos maquillar el mensaje del Evangelio y no podemos callar ante la injusticia como si no pasara nada. El comentario del Misal de Montserrat al domingo cuarto de Cuaresma, dice: “¿No es verdad que, demasiado a menudo, hemos visto en el Evangelio un mensaje tranquilizador, de acuerdo con los intereses de la prudencia humana? Pero por el contrario, algunos cristianos presentan la figura de un Cristo, fermento de verdadera revolución, germen de renovaciones constantes y de cambios necesarios”.
Y añade aún: “¿No conviene a veces que el escándalo remueva una opinión adormecida y desvele el sentido de los valores auténticos? Contra ciertas costumbres, ciertas leyes, ciertas actividades, ¿no sería muy deseable una protesta, una revolución?”. El obispo Pere ha apostado siempre por hacer realidad este sueño: un Evangelio que es Buena Noticia, anuncio de consuelo para los afligidos, de paz para los que tienen el corazón herido, de esperanza para los abatidos y desesperados.
El testimonio del obispo Pere nos invita a denunciar con valentía a los que pisotean a los más débiles, a los que han convertido la política o la economía en un mercado de intereses y en una cueva de ladrones.
El obispo Pere Casaldàliga, profeta y poeta, escribió unas palabras que son muy actuales: “Yo soy yo y mis causas. Y mis causas valen más que mi vida”, porque “si no hay grandes causas, la vida no tiene sentido”. Y Casaldàliga añadía todavía, como si nos lo dijese a nosotros en esta pandemia que estamos padeciendo: “Los valientes son los que vencen el mucho o el poco miedo que tienen. Sed lúcidos. Sed firmes. Manteneos unidos. Responded a la persecución con esperanza. Responded al miedo con unión”.
A pesar de que el párkinson ha doblegado su figura, la mirada del obispo Pere está llena de ternura y de dulzura. Este cincuentenario del nombramiento de Pere Casaldàliga como administrador apostólico de la prelatura de Sâo Fèlix, es un motivo de acción de gracias por la vida y por la obra del obispo Pere. Como hace cincuenta años, hoy el obispo Pere es un hombre de Dios, un referente, un profeta y un poeta que ha sido para la Iglesia un testigo del Reino. Su existencia ha estado guiada por aquellas palabras que Casaldàliga dijo hace tiempo: “Si no hay causas grandes, la vida no tiene sentido” y por eso el obispo Pere es un referente de la Teología de la Liberación y de la Iglesia de los pobres.
En este 27 de abril, es interesante recordar la Visita Espiritual a la Virgen de Montserrat, que escribió el obispo Pere, donde pedía a María que “fortalezca en nosotros aquella esperanza” que nos hace fuertes en las dificultades, como la que estamos viviendo debido a la pandemia que nos azota.
Visita a Santa María, pel bisbe Pere Casaldàliga, Mato Grosso (Brasil)
Oració
O Déu vivent, que sou l'Amor, força i bellesa en la Natura, guia en la marxa de tot Poble i companyia al més pregon de cada Cor Humà, Pare de nostre Senyor Jesucrist i Pare nostre: Vós, que escollíreu Maria per Mare del vostre Fill i consagràreu els turons de Montserrat com a Santuari de la nostra Mare i del nostre Poble, feu que tots els catalans, sota l'esguard de la nostra Moreneta, caminem en la germanor del Crist, fidels a la Casa Pairal de la Terra, segurs de la Casa Pairal del Cel. Pel mateix Crist, Senyor nostre. Amén.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada