dijous, 28 de setembre del 2023

Es urgente el requisito lingüístico para los médicos, y también para los sacerdotes (RELIGIÓN DIGITAL, 24/09/2023)

 Una de las anécdotas que quiero compartir con los lectores de RD, tuvo lugar en una celebración de la reconciliación, en l’Alcúdia, mi pueblo, mientras yo pasaba unos días visitando a mis hermanas.

Éramos diversos los presbíteros que acogíamos a los fieles y uno de los sacerdotes, que era africano, estaba a unos metros de donde estaba yo. Mientras yo confesaba a una persona, veía a una mujer que estaba esperando a confesarse cerca de donde estaba el sacerdote africano, pero sin acercarse a él, a pesar que este presbítero no tenía a nadie confesando. Después esa mujer vino a confesarse conmigo y me dijo que no había ido a confesarse con el sacerdote africano, porque suponía (como así era), que no entendería el valenciano y aquella mujer quería confesarse en la lengua de Sant Vicent Ferrer, su lengua materna. Aquella mujer me dijo que ella se expresaba mejor en valenciano, y que así era como quería manifestar ante el sacerdote lo que sentía en su corazón y que por eso se había esperado a confesarse conmigo.

Le dije a aquella mujer que no había de justificarse de nada y que no era ella la que había de cambiar de lengua sino el presbítero, que siempre habría de saber la lengua del pueblo que sirve. Y es que aún en pleno siglo XXI, los sacerdotes que sirven las comunidades cristianas del País Valenciano, no hacen el esfuerzo de hablar la lengua del pueblo y obligan a los fieles a hablarles en castellano. Lo lógico hubiese sido que este sacerdote africano (de la misma manera que aprendió el castellano), hubiese sabido hablar en valenciano. Pero por lo que se ve, la Iglesia considera el valenciano una lengua de segunda. Por eso no me imagino ningún obispo valenciano, acogiendo en su diócesis un sacerdote africano que no supiese nada de castellano. Pero sí que pasa que los obispos valencianos acogen sacerdotes de África y de Latinoamérica, sin ninguna noción de valenciano, para comprender a la gente de la parroquia y celebrar la Eucaristía en valenciano.

Y es que enla Iglesia valenciana, desgraciadamente, todavía hoy existe una lengua de primera, que es el castellano, (considerada la lengua culta) y una lengua de segunda, el valenciano, considerada de segunda y que por eso no se exige su conocimiento (como sí que se exige el conocimiento del castellano), a los sacerdotes que vienen de África o de Latinoamérica. Y así nos va, ya que han de ser los fieles los que dejen aparcada su lengua, para hablar con el sacerdote en castellano, ya que éste, salvo raras excepciones, no aprende el valenciano.

Por eso creo que los obispos de Tortosa y de València que hablan valenciano, habrían de animar a sus sacerdotes a utilizar la lengua de Sant Vicent Ferrer en la liturgia. De los obispos de Oriola-Alacant y de Sogorb-Castelló, ya ni lo intento, por el hecho que son unos obispos castellanizadores, que tratan a sus fieles como si estas diócesis fuesen colonias españolas de ultramar, sin el más mínimo respeto por la lengua propia del País Valenciano.

La otra anécdota tiene como protagonista al médico y buen amigo, Ramon Trullenque, que le aconsejó a un paciente que se sometiese a una intervención quirúrgica. Aquel hombre aceptó rápidamente lo que le propuso el amigo Ramon, ante la sorpresa de su esposa, que se extrañó que su marido aceptara enseguida la intervención, ya que cuando se la habían propuesto otros médicos, siempre la había rechazado. A la pregunta de su esposa sobre porque había cambiado de opinión, su marido le respondió: “Porque he entendido lo que me ha dicho este médico”. Y es que el Dr. Trullenque le explicó en valenciano la situación clínica de aquel hombre y la conveniencia a ser intervenido.

Habrían muchas más anécdotas, pero con estas dos ya tengo más que suficientes.

La conclusión no puede ser otra: la conveniencia, por no decir la obligación moral de los presbíteros (y de los médicos) a utilizar la lengua del pueblo. Simplemente por razones pastorales. No para hacer política, como argumentan hipócritamente algunos sacerdotes para no celebrar la liturgia en valenciano. Pero estos sacerdotes, negándose a celebrarla la liturgia en valenciano y haciéndolo siempre en castellano, también hacen política. Eso sí, política colonialista, ya que no utilizan la lengua de las comunidades que sirven.

Recuerdo que en 2010, cuando mi padre cumplió 100 años de su nacimiento, el amigo y sacerdote Alexandre Alapont (que murió el pasado 7 de septiembre), presidió en l’Alcúdia (con otros presbíteros) una Eucaristía de acción de gracias. Cuando Alapont le comentó al párroco que había en l’Alcúdia en aquel momento, que celebraríamos esa misa, éste le respondió: “Pero no hagáis política”. Y es que aquel párroco, como en sus homilías siempre hacía política (de un mismo signo), se pensaba que hacer la misa en valenciano era hacer política.



Por eso es urgente el requisito lingüístico para los médicos y también para los sacerdotes.

La mujer que quería confesarse en valenciano (y que tenía derecho a hacerlo) estaba convencida que el sacerdote tendría que hablar la lengua de los fieles. Y por eso tenía muy claro que tenía todo el derecho del mundo a confesarse en valenciano. Porque no son los cristianos los que han de hablar la lengua del pastor, sino que habría de ser el pastor quien aprendiese la lengua del pueblo que sirve.

Los sacerdotes del País Valenciano que, irracionalmente y antipastoralmente, excluyen el valenciano en la liturgia, habrían de recordar que Jesús hablaba en arameo, la lengua de María y de José, de Juan el Bautista y de Magdalena, de Pedro, de Jaime y de Juan. Y no griego, la lengua de la cultura, ni tampoco latín, la lengua del imperio. A ver si aprenden a no ser colonialistas y a tratar a los cristianos valencianos con respeto, mostrando la estima por la lengua del País Valenciano.

Los sacerdotes y los obispos valencianos habrían de escuchar y hacer lo que el papa nos dice (y sobre todo, les dice a ellos), casi cada semana. Así en la audiencia general en la plaza de San Pedro, el pasado 20 de septiembre y elogiando a Daniel Comboni, el papa nos invitaba a “coger el camino de la Evangelización desde la cultura de los pueblos”, ya que “evangelizar la cultura y inculturar el Evangelio, van juntos” (Catalunya Religió, 21 de septiembre de 2023).

A ver si lo entienden los obispos y los sacerdotes valencianos, y se deciden una vez por todas a utilizar en la liturgia la lengua de Sant Vicent Ferrer. Amén.

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