diumenge, 20 de setembre del 2020

En recuerdo del padre Josep Mª Cardona (RELIGIÓN DIGITAL, 20/09/2020)

 En este 20 de septiembre se cumplen diez años de la muerte del P. Josep Mª Cardona, monje de Montserrat, un hombre de un corazón grande y de una gran bondad.



Nacido en la localidad catalana de Sant Fruitós de Bages el 27 de septiembre de 1948, pronto su familia se trasladó a la ciudad de Esparreguera, hasta que pasados once años fue a residir a Barcelona, donde el Josep Mª trabajó en el horno familiar.

Comenzó el noviciado en el monasterio de Montserrat el 27 de julio de 1968, hizo la profesión simple el 2 de septiembre de 1969 y la solemne el 24 de junio de 1973. Ordenado presbítero el 3 de septiembre de 1983, fue el encargado del taller de encuadernación del monasterio, intervino en las Trobades de Joves de Montserrat, fue prefecto de la Escolanía de 1982 a 1989, ecónomo adjunto de 1989 a 1993, prior de Montserrat de 1993 a 2000 y responsable de la residencia de los escolanes de 2001 a 2005.

Como decía Bernat Vivancos, exescolán y, más tarde, durante unos años director de la Escolanía, el P. Josep Mª Cardona era “una persona querida, un amigo entrañable, un monje cercano”, que “amaba y se hacía querer”, ya que fue siempre “un hombre que contagiaba bonhomía, serenidad y paz de espíritu”. Y es que el P. Josep Mª “sabía transmitir el lado más humano y más comprensivo de la Iglesia”, haciendo “cercana la fe a mucha gente que seguramente estaba al margen de la institución”.

Como enfermero de la comunidad acompañé al P. Josep Mª en su enfermedad, unos años de lucha contra el tumor que le diagnosticaron y donde descubrí en él un hombre amable y afable, que nunca se quejó de la situación que vivía. Las visitas al hospital, las largas horas de quimioterapia y la fragilidad de un cuerpo que iba debilitándose, nunca le borraron de su rostro la sonrisa serena, agradecida y llena de paz. Cuando en Manresa el Dr. Màrius Tulleuda le dijo que tenía un tumor, el P. Josep Mª le respondió que haría el tratamiento que los médicos creyesen oportuno, pero que no tenía miedo a la muerte. El P. Josep Mª le dijo al Dr. Tulleuda que en la profesión como monje se había dado enteramente a Dios y que a lo mejor, ahora era el momento de hacer realidad del todo su oblación.

Como dijo el P. Abat Josep Mª Soler en el funeral, el P. Josep Mª Cardona fue un hombre que se esforzó “para ser fiel a la llamada de Dios”, ya que se dejó “purificar por la gracia de Jesucristo”. Durante la etapa final de su enfermedad, como dijo el abad Josep Mª en el funeral del P. Josep Mª Cardona, “su cama del hospital se había transformado en un altar en el cual hacía ofrenda a Dios de él mismo”, como unos años antes, el P. Josep Mª le había dicho al Dr. Tulleuda.

Diez años después de su muerte, los monjes, los exescolanes y sus padres, recordamos la gran bondad del P. Josep Mª Cardona, un hombre, que, como dijo el abad Sebastià Bardolet, “sabía comunicar una sencillez y un auténtico amor” a todas las personas que le conocían.

Como dijo el P. Bernabé Dalmau, autor del libro “Josep Mª Cardona o el amor sin medida”, el talante “que mostró durante los años de su enfermedad y especialmente las últimas semanas de su vida”, nos hacen ver en este monje bueno “una cualidad espiritual de gran valor”.

El día del entierro del P. Josep Mª Cardona, una jornada con la lluvia que envolvía la montaña de Montserrat, fue un día triste y a la vez lleno de esperanza, ya que la vida y el testimonio del P. Josep Mª, fue para todos lo que lo conocíamos, el ejemplo y la semilla que un hombre bueno sembró durante sus años de monje.

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