Este es el título del interesante libro que ha escrito Anna Salvia, psicóloga especializada en educación y salud sexual, una obra dirigida, sobre todo, a preadolescentes y a adolescentes y que también puede ser muy útil, como dice Anna Salvia, a los padres.
Anna Salvia, que ha publicado este libro juntamentecon lailustradora Cristina Torrón, nos recuerda que la pornografía comercial y su consumo, se ha convertido en un problema social grave, sobre todo en los menores. Y es que “estos últimos veinte años”, como dice Anna Salvia, “la estética del porno ha llegado a todo el mundo”. Además, “la edad de consumo de porno se ha adelantado. Ya no es como en las generaciones anteriores, que aparecía entre los 14 y los 18 años. Hoy se sitúa entre los 8 y los 12 años”.
En su libro, Anna Salvia deja claras cuáles son las consecuencias de un consumo precoz de porno, “con contenidos violentos y machistas”. Y es que, como destaca este libro, “el porno es una violencia que se ejerce sobre personas de verdad” y más concretamente, es “una violencia sexual contra las mujeres”. Por eso mismo el porno es una “mala fuente de educación sexual” y un negocio que mueve millones y millones de euros cada año.
En su libro, Anna Salvia propone como alternativa al porno, “buscar otras fuentes, como hablar con la familia, los maestros y los educadores”. Y es que como dice la autora de esta obra, “el porno es mentira, es teatro, es una manera muy violenta de entender el sexo”, una violencia, y no podemos olvidarlo, “que ejerce el hombre hacia la mujer” y por lo tanto, “una violencia machista”.
Este libro nos recuerda que “el porno construye una sociedad de acuerdo con una cosa que es mentira, violenta y machista”.
Anna Salvia critica el hecho deplorable de algunos padres que piensan que “es bueno mirar y comentar el porno con sus hijos. Y eso” como dice la autora de este libro, “no se ha de hacer, ya que está tipificado como abuso sexual a menores”.
También el gobierno español, preocupado por este problema, como informaba Cristina Clopés (Diari de Girona, 30 de enero de 2024), quiere poner en marcha (y con extrema urgencia), un comité para prohibir el porno a los menores.
Como decía Cristina Clopés, “el consumo de porno a través del móvil, a edades muy tempranas, llevará a una sociedad donde la mujer es un mero objeto sexual, el cual se podrá tratar de cualquier manera”. Y eso lo podemos comprobar con un dato aterrador: en solo 23 segundos, “en el móvil aparecen más de 5.700 millones de resultados de porno gratuito, accesible a todas las edades”.
Ha sido el mismo presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, quien ha calificado de “pandemia” el consumo de porno por parte de los menores, una epidemia “nociva para las niñas, las mujeres y para la sociedad en general”.
Posiblemente, como dicen los expertos, relacionado con el porno, encontramos el aumento de la violencia sexual, con violaciones (algunas, grupales) y la violencia machista, que no podemos negar y que día sí, día también, provoca la muerte de alguna mujer a manos de su marido o su expareja.
Por eso este libro de Anna Salvia, puede abrir los ojos a los adolescentes y a sus padres, para luchar contra el consumo de porno y, si es posible, para erradicarlo totalmente de la sociedad, acabando con este sucio negocio que enriquece, con millones de euros, a aquellos que sin ningún escrúpulo ensucian la vida de nuestros niños.
Jesús en el Evangelio, siempre nos pide mirar a los demás con un corazón limpio, con ojos que no denigren a quien nos mira. Y también, Jesús nos pide que no utilicemos perversamente (para satisfacer nuestros instintos) a las mujeres ni a los niños, además de mandarnos que huyamos (como del fuego), del dinero conseguido por medios sucios y que ensucian a los demás, como es la pornografía o la industria bélica.
Los empresarios que se forran con el porno, no tienen alma, ya que se aprovechan de los más pequeños para hacer negocio. Por eso, porque no tienen alma, se hacen los sordos a las palabras d Jesús: “Quien escandaliza a un niño, más vale que se corte las manos”. (Mt 18:6).
Por eso el gobierno habría de perseguir a esta gente sin escrúpulos ni vergüenza, que con el porno se hacen millonarios.
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